Muchas veces las madres y los padres en su grandeza ven más allá y nosotros los hijos e hijas en nuestra arrogante pequeñez nos creemos sabios, esa es la ignorancia que nos envenena. No loa que viene de ausencia de conocimiento, sino la que viene de fuera, de lo pequeño, de la desconexión con nosotros mismos y con la fuentes de sabiduría, otra característica es la irresponsabilidad, me niego a saber pero no tener que asumir.
Esa ignorancia es de la que estamos llenos por todas partes, en una era de la información, tenemos acceso a todo tipo de conocimientos, pero son contados los que por algunos instantes se conectan con su sabiduria. A veces pareciera que los conocimientos por si solos son suficientes para entender y para transformar la vida.
No niego el valor del conocimiento y la información, solo me gustaría que reflexionáramos sobre las fuentes de las cuales nos nutrimos y el uso que damos en nuestras vidas. La verdadera fuente de la sabiduria viene de la conexión permanene con lo divino, del trabajo interno con nosotros mismos para que lo mejor de nosotros siempre nos acompañe, el uso participativo, solidario, constructivo y enriquecedor que damos a nuestros conocimientos, es el comienzo de pasar de simples conocedores a potenciales sabios.
Dice la Madre de mi amiga Ana Irma: " Más vale ser tonta por un momento que toda la vida"
A veces la sabiduría se esconde en una apariencia humilde, tonta y sin grandes pretensiones. Hoy que es un día diferente da un paseo y empieza a descubrir la sabiduría de quienes te rodean. Hace unos días conocí un señor que vende aguacates, mangos y lechugas, cuando hice mi transacción con el para la compra de un aguacate, solo tenia 25 pesos y el los vendía a 40 pesos, entonces me dijo " Tome el mejor aguacate que tengo, los 25 pesos están bien ahora, yo lo que quiero es que siempre venga a comprarme a mi " con esta transacción breve me dio la bienvenida como su cliente.
Creo que no necesito abundar sobre el tema, yo por mi parte solo compro aguacates, mangos y verduras en la Av. Abraham Linconl esq. Jacinto Mañon, donde cada día es diferente.
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