Páginas

viernes, 2 de abril de 2010

Veneno no. 4: Orgullo y Ego Antídoto: Humildad


Todos los días de nuestra vida somos bendecidos, simplemente en algunos momentos no entendemos el mensaje y llegamos a pensar que estamos frente a una mala racha. Muchas veces resulta que esa mala racha es la puerta que nos abre un nuevo camino. A veces cuando las cosas nos empiezan a salir bien, desde lo que esta bien para nuestra valoración, empezamos a creernos especiales y privilegiados, es como si por fin el universo se diera cuenta que somos nosotros los capaces, los que todo lo podemos, en esos momentos empezamos a operar desde nuestro orgullo, es nuestro ego el que dirige nuestros pasos. Empezamos a desconfiar de quienes en un momento consideramos nuestros aliados, empezamos a contar nuestras pertenencias y estamos listos para ofendernos o atacar a cualquiera que pudiera atentar contra mi orgullo.

Dejar de nutrirse de la fuente y empezar a vivir desde el ego y el orgullo, es agotador, se requiere estar alerta todo el tiempo, no es posible conseguir armonía interna, porque el ego y el orgullo se alimentan de los acontecimientos externos, creernos que podremos sostenernos en pie de esta manera, es una de las ilusiones mas grande que he visto en nosotros los seres humanos.

Si andas por la vida llen@ de orgullo y de ego y ya tus fuerzas y reservas han empezado a colapsar, es tiempo de que tomes el antídoto que te devolvera la paz y la cordura... empieza a nutrirte de la humildad, empezar a ejercitar la humildad es sencillo, es empezar a reconocer que yo soy tan especial y única como cada uno de los seres humanos que habitan este planeta, que yo soy valiosa, inteligente y bella tanto como cada uno de los seres que me rodean. Que yo puede utilizar los recursos que existen y que los demás tienen el mismo derecho.

Desde la humildad me reconozco y me valoro a mi misma y a los demás, ser humilde no implica descalificarme, implica reconocerme a mi misma y reconocer al otro. Implica estar abierta y enfocada para saber que la vida es para todos y que en la medida que reconozco la grandeza de otros, puedo ver la que existe en mi.

Humildad es honrar cuando corresponde a todo cuanto me rodea, es vivir en armonía con lo que soy, con lo que tengo, con lo que siento. Nutrirse de la fuente divina y saber que al final solo soy un instrumento del amor, solo soy un canal. No soy la fuente, todos tenemos acceso a ella y todos somos instrumentos de amor. Me relajo y me concentro en ser el mejor instrumento que puedo ser, reconociendo que todos los demás seres pueden hacer lo mismo.

La humildad es la manifestación del amor en toda su pureza. Es dejar que mi luz brille y así invitar a otros a hacer lo mismo.


Hoy es un día diferente y muy especial, hace ya mucho tiempo fuimos privilegiados con el mejor ejemplo de amor incondicional, la humildad de Jesús es una lección para nuestras vidas. Inclinemos nuestros rostros llenos de humildad y amor.

No hay comentarios.: