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domingo, 18 de abril de 2010

Dulzura


Había una vez una niño con manos suaves y firmes,
Con ellas tocaba la vida, en el colegio pasaba horas esculpiendo masilla
Sus obras eran breves y efímeras. Cada una al nacer sabían que muy pronto
Moriría.

Con sus manos la vida recorría, todo lo tocaba, todo lo quería,
No hay complejos, no hay miedo, lo que quería lo pedía
En sus manos se veían los sabores de la vida.

Un amargo llanto cuando la petición no respondía,
Una picante pataleta que aunque quieran no la olvidarían
Con sus manos vuelve y piden, el sabor que le apetecía
Una papitas saladas, un juguito de alegría
El sabor de temporada en sus manos se expandía.

El niño de manos suaves y firmes
Se pasea por la vida, con sus dulces en las manos
Y una sonrisa para la vida.
La dulzura y la belleza en este niño vivían,
Sus manos suaves y firmes todo su vida lo acompañarían
Para una vida de bendiciones, paz y alegría.

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