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sábado, 3 de abril de 2010

Veneno no. 5: La envidia y los celos. Antídoto: Tengo lo que Merezco.


De esta serie de venenos y antídotos este es el ultimo que veremos, decir que es una de los más tóxicos, seria asignarle un lugar y la verdad es que ninguno es más o menos, todos son igualmente tóxicos y todos los antídotos son igualmente liberadores. Es importante que nos veamos con claridad y desprendimiento, a veces no sanamos porque decidimos aplicar el antídoto en una proporción muy pequeña o porque nos engañamos a nosotros mismos aplicando un antídoto falsificado.

Sanarnos es nuestra responsabilidad personal con nosotros mismos. Para disfrutar de la vida y para brindar la mejor versión de nosotros mismos a los demás, si nos engañamos, tarde o temprano la verdad vendrá a mostrarnos el camino, mientras mas nos alejamos, mas largo es el camino de regreso.

En el caso particular de la envidia y los celos la imagen que me viene a la mente es la de un gusanito que va recorriendo tu cuerpo y tocandote en algunos puntos que el sabe como nadie que te producirán un especial dolor, luego llega a tu mente y empieza a surgir ideas tales como, Y porque a mi no? Y que será lo que este o aquel hace? Que suerte tiene fulano? empezamos viendo detalles, terminamos levantado un muro que solo nos permite ver las bendiciones que el otro a recibido y que a mi me parece que yo merezco, como estoy rodeada por un muro, dejo de ver lo que yo tengo, lo que yo he recibido, como estoy metida en un muro empiezo a tener miedo de lo que tengo y de lo que puedo perder, estos sentimientos nos van amargando y debilitando por dentro a un punto que son verdadero ataques de envidia y de celos, que nos ciega y solo nos permiten ver el bienestar de quien consideramos inmerecedor.

Cuando era pequeña recuerdo que mi Papá hacia pocas intervenciones de manera categórica, casi siempre nos deja fluir. Una de esas oportunidades en las que intervenía era cuando veía en alguno de sus hijos algún pequeño destello de envidia. Mi padre y mi madre eran implacables con ese aspecto, inmediatamente se te llama la atención y nos aterreizaban a nuestra realidad. Recuerdo que en una oportunidad visite a una amiga que vivía en una casa grande y hermosa. Parece que mi Papá le contó a mi Mamá, porque tan pronto llegue, mi Mamá me dijo, hola mi hija, te recuerdo que esta es tu casa, esta es la que tienes, esta es la más bonita y la que funciona para ti. No tuve tiempo de argumentar. Al final me dijo, si quieres que esta casa sea más linda, cuidala y limpiala mas, porque esta es tu casa.

Pareciera que mi Papá y Mamá como buenos sabios, ya sabían que muchas veces en la vida, me asaltarían el deseo de tener lo que tenia otra persona, entonces ellos cada vez que se asomaba esa sombra, me traían de nuevo a mi realidad y con amor me la mostraban para que la valorara. Y ese es precisamente el antídoto para la envidia y los celos, saber que tienes lo que te mereces en cada momento de la vida.

Si estoy agradecido con lo que tengo, no tengo dudas de que tengo lo que merezco. Ser agradecido por lo que tengo y por lo que me dan y desde ahí decidir lo que haré.

Saberme merecedora de lo que tengo, no implica conformarme, implica valorar desde el amor las bendiciones que este momento tiene para mi, y saber que pueden llegar más allá si lo deseo con gratitud, que mis bendiciones no tienen que ver con las de otras personas, que no es necesario disminuir el bienestar de otros para conquistar el mio.

Estoy eternamente agradecida por las enseñanzas de mis Padres sobre la valoración de lo que soy y de lo que tengo en cada momento de mi vida. Este es uno de los aspectos que llevo con mayor ligereza, gracias a los aprendizajes que tome de ellos, su amor y su firmeza, me hizo aprender a valorarme sin comparaciones, sabiendo que siempre puedo hacer algo mejor y que cada uno tiene lo que le corresponde en cada momento.

Hoy es un día diferente para agradecer y bendecir todo lo que tienes y especialmente lo que eres, es desde la gratitud desde donde se pueden abrir las puertas para un mejor bienestar y felicidad.

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