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miércoles, 31 de marzo de 2010

Veneno No. 2: La ira... Antidoto: La Paciencia



De una u otra manera todos en algún momento de nuestra vida, hemos vivido en carne propia el sentimiento de ira o las consecuencias que produce. La descarga de energía que se produce cuando estamos llenos de ira es indescriptible, aún sin decirlo podemos transformar un ambiente con nuestra sola presencia.

He sido testigo de como una situación tribial ha sido convertida en una suceso lleno de violencia, agrecividad y agravio, con tan solo permitir que la ira tome el control de la situación, es tal su fuerza que va arrastrando a todos y a todo cuanto se presenta frente a nosotros. Muchas veces mantenemos todos este torbellino por dentro y ponemos nuestra mejor cara de circunstancia, cuando esto ocurre, es como si literalmente estuvieramos destruyendonos a pedacitos.

Navegando en la web, encontre una frase que me gusto mucho y que describe un poco el efecto de la ira en nosotros mismos,

La ira es un veneno que uno toma esperando que muera el otro.
William Shaskepeare


Si nos quedamos con estas palabras parecería que el caso esta perdido, entonces me pregunto, Qué seria preciso hacer cuando siento ira?

El antídoto que nos ofreció la querida Ana Irma, para curarnos fue la Paciencia. De entrada me inquieto el antidoto, pero al escucharla, me fui tranquilizando y entendiendo la fuerza de lo simple, de la serenidad, de mantenernos en el centro.

Las recomendaciones fueron simples y precisas, cuando sienta ira por las cosas que te suceden, inclina tu cabeza ante ellas y empieza a hacer reverencia, pudiera ser que estes frente a uno de tus grandes maestros. Cuando tu respiración se haga dificil, abrazate con la mayor ternura posible y repitete una y otra vez paciencia, paciencia.

El efecto tranquilizador de las palabras y los toques acompañados de una respiración profunda y consciente te devolvera a tu centro, al lugar desde el cual puedes ver las situaciones y empezar a actuar en lugar de reaccionar.

Darle espacio a la Ira es renunciar a nuestra propia belleza y por ende a la de los demás, los grandes guerreros concentra su fortaleza en el interior es desde ahí que actúan, que se mueven y se mantienen alertas, es su paciencia y enfoque lo que los lleva al triunfo. Convertir nuestras batallas en danzas seria una metafora que nos coloca en una lugar de privilegio para actuar y movernos con mayor libertad y gracia. Hoy es un dia diferente baila al rtimo de tu propia música, sin importar que tanto ruido encuentras alrededor.

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