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martes, 30 de marzo de 2010

Veneno No. 1: Apego... Antídoto: Impermanencia


Hablar de lo que es mío, bien sean pertenencias o personas, es algo que en algún momento todos hacemos con naturalidad. A veces estamos tan seguros de lo que entendemos nos pertenece que somos capaces de arriesgar nuestras mejores intenciones y acciones por permanecer con nuestras pertenencias.

Esa sensación de posesión es una manifestación clara de nuestros apegos, la lista de cosas y personas a las que nos apegamos, es larga y si intentamos hacer un debate sobre el tema, la discusión puede tornarse un tanto confrontativa. Imaginate decirle a esa madre que esta apegada a sus hijos, que difícil para ella entender que lo que en otro momento fue un amor que los nutrió y los ayudo a crecer, hoy convertido en amor, detiene el fluir de ella misma y de sus hijos. Como decirle a esa hijo o hija que su apego a sus padres es lo que le esta impidiendo avanzar con prosperidad, alegría y responsabilidad por la vida. Estos son a penas dos ejemplos sencillos, si entramos en el análisis, de mi casa, mi carro, mi trabajo, mi amiga, mi amigo, mi amante, mi esposo, mis joyas, mis vestidos, mis ideas, mis proyectos y una lista de mi, mi, mi.... necesitaríamos juntar casi todos mis días diferentes..

Mirar nuestros apegos de frente y saber que aferrarnos a ellos se constituye en una fuente de sufrimiento para nosotros mismos y muchas veces para quienes nos rodean.

Y que será lo que tiene el apego?, Por que parece tan bueno y nos hace tanto daño? Desde mi punto de vista y mi propia experiencia el apego va tomando terreno, cada vez que nos creemos indispensables para la felicidad de otros o que esa idea, posesión material o persona la nombramos como la fuente de nuestra felicidad y bienestar.

A lo largo de nuestras vidas nos vamos apegando a diferentes cosas, mientras más fuerte es el apego, más fuerte es el dolor. Sin embargo, tener el valor de reconocer nuestros apegos y mirarlos de frente nos hace más fácil la liberación.

Cuando sintamos que el apego se nos mete en la piel, es el momento de aplicar en pequeñas dosis pero de manera constante, la Impermanencia. Esta pomada de realidad, nos libera de las cargas del apego, nos ayuda a tener consciencia de que todo es impermente.

La impermanencia se práctica viviendo intensamente cada momento de nuestra vida, que cada inhalación y cada exalación sea disfrutada como única e irrepetible. Vivir es ahora, El dolor también tendrá su espacio en nuestra vida, es nuestra decisión dejar que se convierte en sufrimiento.

Es abrir los brazos al sol y decir: Vida nada te debo, estoy en paz.

La impermanencia es entrega total, a lo que vivo en ese momento. Sabiendo que continuare viviendo si es ese mi destino después de este maravilloso momento, con o sin la compañía maravillosa de quienes están o estuvieron.

Mira hoy de frente a tus apegos, reconocelos y date el chance de vivir la vida. Animate a vivir la vida.

Hoy es un día diferente, asume el reto de animarte a vivir tu vida tal como es en este momento, dando y recibiendo amor desde la libertad.

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