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sábado, 27 de marzo de 2010

Un Tarde de Escritura y Poesía Sanadora


El lunes tiene un aire bohemio, en especial si un grupo de amigos y complices se reune para acompañados por la luna para contar sus historias sobre escrituras. 10 años de trabajo fue el motivo para celebrar y recordar y el espacio equilibrio nuevamente fue el lugar.

Desde hace ya un tiempo que no alcanzo a precisar, la escritura ha sido utilizada como una forma de terapia que contribuye a la sanación de quien escribe y de quien lee. En esta tarde donde no teníamos más aspiraciones que simplemente compartir nos dimos cuenta de la gran contribución que la escritura ha hecho a nuestras vidas.

Escribir es como hablar con lo más profundo de ti mism@, es dejar fluir todo el sentir que en ese momento te acompaña, y que siempre que se le concede su espacio, podrá y tendrá un efecto de sanación.

Los autores que nos apasionan con sus obras, han sido de alguna manera nuestros terapeutas y maestros. Cada uno desde su intimidad descubre su alma escribiendo y aunque sus palabras tantas veces se las lleve el viento, sus escritos se conservan en el recuerdo de sus manos y su sentimiento.

Encontrar las palabras que expresen lo que siento, es un trabaja inverso, son las palabras las que me encuentran a mi cuando ha llegado mi tiempo, desde la fuente mas profunda de nuestra alma y nuestros recursos, sale la risa, salen las lágrimas, salen a flote todos mis sentimientos. El dolor por lo perdido, la alegría por lo que tengo, todas ilusiones que acaricio y creo por un instante de gloria, antes de que se las lleve el viento.

Para despedir este encuentro nos acompaño uno de ellos, fue Don Mario Benedetti, quien le puso su sello.

Caracola

Aquella caracola me puso en el oído
todo el escándalo del mar
y no era hostil ni tierno ni sublime
tan sólo era el escándalo del mar

La caracola nunca me exigió
que yo le respondiera
y yo turbado no le respondía
quizás por eso enmudeció.

Sólo mucho mas tarde cuando supe
o imagine o deduje
que aquel silencio nómande
era una travesía
la caracola escrupulosa
volvió a ponerme en el oído
todo el escandalo del mar.

Pero el mar era otro
yo era otro.

La vida ese Paréntesis
Mario Benedetti

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