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jueves, 21 de enero de 2010

El Tiempo de Preocupación es también el tiempo de Solución.


De una u otra manera estos son tiempos en los cuales todos tenemos preocupaciones, los hombres, las mujeres, los adolescentes, hasta los niños, en todas las etapas de nuestras vidas nos vinculamos con la preocupación y llega a ocupar un lugar importante y a veces protagonicos en nuestras vidas.

Saber que el tiempo de la preocupación y el de la solución son el mismo, ya nos muestra un camino distinto para ver y abordar las situaciones. Ir hacia dentro de nosotros y nosotras misma, ver, sentir, experimentar todo lo que genera en nosotros las situaciones que hoy se convirtieron en preocupaciones. Descubrir que probablemente cambiando la categoría de preocupación a nuestras situaciones algunas cosas pueden iniciar un movimiento en otra dirección.

Las preocupaciones son muchas veces una forma de llamar nuestra atención hacia un punto que teníamos olvidado, hacia un aprendizaje que necesitamos para continuar transitando, avanzando y aportando. A veces son el muro que nos separa de nuestras propias fuerzas, de nuestra propia luz.

Si miramos por un instante hacia atrás, toda preocupación trae consigo una solución y desenlace. Con el paso de tiempo cuando miramos a la luz del amor, la bondad, la generosidad, la gentileza y el perdón que vive en nosotros podemos ver y sentir de manera diferente todo lo que nos preocupa y movernos a la otra cara de la misma moneda, a ocuparnos.

Los mecanismos son simple y sencillos, siempre han estado ahí y con el paso del tiempo se enriquece, cada vez que nos movemos de la preocupación aportamos al todo, aportamos luz a la vida. Ningún hecho ocurre de manera aislada en el universo.

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