Buscando la clave para vivir mejor, descubrí que la clave no existe. La vida misma se va manifestando y quienes tienen la sabiduría de seguir los pasos sin agobiarse ante lo que entendemos como adversidad. Quienes conservan la alegría y son capaces de sumergirse en su propio silencio, simplemente viven con mayor fluidez.
Mi imagen de una vida perfecta se ha transformado tanto que intentar describirla ya no tiene sentido para mi. Como parte de este proceso de ver las cosas, las personas y las situaciones con una mirada distinta ya no me interesa asignarle un calificativo y mucho menos uno tan fuerte y estricto como el de perfecto.
Prefiero ir aprendiendo en el camino, mirando cada experiencia como nueva para el momento y simplemente de vez en cuando mirar atrás para verificar si tengo herramientas que me permitan asumir el reto que tengo frente a mi. Si descubro que no tengo herramientas, estoy segura que seré capaz de encontrarlas, de crearlas.
Lo que una vez considere una vida perfecta, hoy es a penar una ilusión que no me entusiasma. Mi forma de ver la vida cambio y con ella mis prioridades, mis expectativas, mis necesidades y mis deseos, no se si es mejor o peor, no se si es mucho o poco. Simplemente se que es diferente y mientras mas la vivo mas me gusta.
Hoy es un día diferente, una buena oportunidad para abandonar ilusiones de perfección que te presionan y te atan. Para fluir con libertad, aceptación y agradecimiento por la vida que tienes en este instante, tal como es. Vívela con alegría y en algunos momentos sumérgete en tu propio silencio para que puedas apreciar su aroma, su gracia y su luz.
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