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viernes, 20 de agosto de 2010

Un día cualquiera.


Había una vez una hermosa muchacha que soñaba con un día especial.  Seria el mejor momento de su vida, había pensado tanta veces lo que ocurriría que se le había olvidado vivir el día que estaba pasando frente a ella en ese momento.
Todos y cada uno de los días que transcurrían eran comunes y simples, ella prefería no involucrase en la simpleza, en lo cotidiano, para que invertir tiempo en lo común y corriente si en cualquier momento puedes tener acceso a algo realmente especial.
La hermosa joven fue perdiendo su belleza, su esperanza, sus habilidades, sus talentos, cada día veía como se oxidaban frente a ellas partes de si misma, cuando esto ocurría se ponía tensa y furiosa y entonces con la presión alguna piezas de su cuerpo se quebraban.
En su espera se congelaron sus brazos, ya no tenia alas para volar y disfrutar de  un simple vuelo, sus piernas quedaron paralizadas porque se le oxidaron las coyunturas. Sus ojos se había oscurecido y se les dificultaba ver la luz, sus oídos solo escuchaban un fuerte y desagradable zumbido. Sus palabras antes llenas de ilusión se volvieron amargas, las dejo de decir porque el sabor era tan desagradable.
La una vez hermosa joven, que esperaba un día especial murió sin encontrarlo. Pasaron inviernos, otoños, primaveras y veranos y nada floreció, ni maduro para ella. Cuenta la leyenda que muchas personas se acercaron a ella tratando de crear un día especial, pero nada de lo que hacia le daba satisfacción. Algunos piensan que de niña se le hizo un hueco en el alma y que por ahí se escapa su vida y su corazón.
Todos los que rodeaban a la hermosa muchacha vivieron cada día de su vida como un día especial, todos se esforzaban por crear, por reír, por bailar, por amar, por luchar para ver si así la contagiaban. Nada la pudo hacer cambiar. Resignados y agotados poco a poco la fueron dejando atrás y un día cualquiera la encontraron bañandose en el mar de sus lagrimas, otras vez volvieron sus alas y su belleza especial. Sin prisas y sin alboroto hasta el cielo fue para. No era una hermosa muchacha, era un ángel de la paz, que mientras vivía nuestras propias penas nos deja libres para volar.
Hoy es un día diferente, para ser respetuosos  y reverentes por todo aquello que no entendemos, muchos veces los que sufren, los que sueña cargan un poco de nuestro propio dolor, dejándonos mas libres para hacer de cada día un día especial.

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