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jueves, 18 de noviembre de 2010

La Puerta del Amor.


Todos tenemos una puerta que nos conduce al amor, para muchos esa puerta permanece cerrada por ellos mismos, porque creen que esa puerta debería ser abierta por otros.
Se sientan a esperar que alguien los ayude, los vea y decida abrir la puerta del amor para ellos. Cuando la seleccionas la opción de esperar con expectativas la posibilidades de que alguien logre la satisfacción y el bienestar disminuyen significativamente.
Cuando eliges la opción de actuar con enfoque, claridad y fluidez la satisfacción y el bienestar se manifestaran en igual proporción y forma.
La puerta del amor esta justo en el centro del pecho, es de un hermoso color verde y solo se puede abrir desde dentro. A veces juegas a decir que alguien mas tiene la llave y creas hermosas fantasías en las que alguien llega y abre la puerta. En el fondo de tu corazón sabes que esa puerta solo abre desde dentro, que cuando alguien aparece con la llave, en realidad entra porque le abriste, no porque pudo abrir.
A veces tenemos mucha gente parada frente a nuestra puerta del amor, entonces nos preocupamos porque no queremos que se vayan, pero nos falta valor para dejarlos entrar, la puerta tiene problemas para abrir.
Por esta puerta te conectas con la energía mas pura que vive en ti, por esta puerta entra la misericordia, la generosidad, el respeto, la paciencia, en fin el amor en todas sus manifestaciones, el amor a todo cuanto existe.
La puerta del amor siempre desea abrirse, siempre esta dispuesta a hacer todo aquello que le corresponde, tiene la sabiduría suficiente para saber cuando intentan colarse los que no aplican para pasar.
Esta puerta abre muchas otras.
Hoy es un día diferente, así como florece con frescura la naturaleza llenando de verde el ambiente, así te invito a dejar que la puerta del amor florezca dentro de ti. Abriéndose a nuevas experiencias, nuevas manifestaciones, nuevos sentimientos. Deja que la fuerza del amor te invada completamente, si lo permites ya no quedara espacio para el miedo, que es la cara opuesta al amor.

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