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miércoles, 24 de noviembre de 2010

La danza de la vida y la muerte.

Nuestra programación normal nos enseña a amar la vida y a temer a la muerte. Desde muy pequeños en la cultura en la cual fui educada. Los nacimientos son motivos de triunfo que trae celebración y alegría y la muerte motivo de fracaso que trae tristeza y sufrimiento.
Durante mucho tiempo para mi nacer era un premio y morir era un castigo. Al revisar esta creencia entiendo el motivo de muchos de los sufrimientos que he visto a mi alrededor.
En este año los aprendizajes relacionados con la vida y la muerte han sido muchos, en algunos momentos siento como si ambas partes estuvieran danzando juntas para mostrar una nueva realidad.
Al verlas danzar una al lado de la otra me doy cuenta que no tiene el menor sentido asignar un calificativo a ninguno de los dos eventos a los cuales todos asistiremos cuando corresponda. Nacer y Morir.
Cualquier calificativo que tengamos para estos dos hechos es una forma de limitarlos y de darle un sentido a las sensaciones que sentimos en el momento que estos eventos se producen siendo nosotros testigos externos.
Cada día la vida y la muerte danzan juntas dando pasos a llegadas y a despedidas, mostrándonos que la vida y la muerte son parte del fluir. Somos como Olas. A veces somos leves oleajes que llegan hasta la orilla a penas sin fuerzas, otras veces somos grandes y poderosos oleajes que cubre todo a su paso, en cualquiera de los casos, nuestro paso dura un instante y estemos de acuerdo o no, volvemos a las profundidades.
Hoy es un día diferente, una invitación para percatarnos de cómo estamos viviendo la danza de la vida y la muerte desde nosotros. Nos estamos resistiendo? Estamos fluyendo? En cualquiera de los casos conviene comprender que todo cuanto existe simplemente “es”


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