Hace algún tiempo escuche una historia que aparece en uno de los libros de Anthony de Mello. Cuenta la historia de un anciano labrador al cual le ocurrían una serie de situaciones y en cada una de ellas la gente daba su calificación o veredicto, el simplemente se limitaba a responder mala suerte, Buena suerte. Quien sabe?
Cuantas veces insistimos para que la vida tome el curso que nosotros queremos, las cosas sean como nosotros queremos y luego resulta que la satisfacción o felicidad que aspirábamos no llega. Que será lo que nos sucede? Mala suerte, Buena suerte, Quién sabe.
En una versión sufi de la misma historia dicen
mala suerte, Buena suerte, solo Dios sabe.
No importa cuanto conocimiento logremos adquirí. Es importante estar claros que conocimiento y sabiduría no son lo mismo.
No importa cuantas posesiones materiales logremos adquirir, poder adquisitivo y confianza no es lo mismo.
No importa que populares y majestuosos nos consideremos, fe no es lo mismo que manipulación.
Miro con detenimiento este momento de mi vida, los acontecimientos de este momento, las experiencias que me traen, todos los aprendizajes que encierra y en verdad me quedo sin palabras para juzgar, Mala suerte, Buena suerte, quien sabe. Solo Dios Sabe.
Hoy es un día diferente, para andar por la vida con mayor reverencia y tranquilidad, sabiendo que cada acontecimiento encierra una serie de experiencias y aprendizajes que nos corresponden aquí y ahora. Quizás nos parezcan mala o Buena suerte,,, al final del camino Solo Dios sabe.
Referencia: libro “Sadhana, un camino de oración“, del místico y sacerdote católico Anthony de Mello (1931-1987).
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