En varias ocasiones mis sobrinos me han dicho "estoy aburrido" y de igual manera he escuchado la frase en muchos otros niños y adultos. Es increíble que con la cantidad de opciones que tenemos para entretenernos y divertirnos sea tan fácil y tan común aburrirnos.
Según una de las definiciones, el aburrimiento es el cansancio o fastidio causados generalmente por disgustos o molestias, o por no tener nada que divierta y distraiga. Se le suele llamar también hastío.
Me parece interesante plantearnos el reto de revisar nuestros aburrimientos con mayor cercanía, a fin de más que quedarnos en ellos como algo que nos ocurre y que pareciera fuera de nuestro alcance, empecemos a ver de que estamos cansados, que nos molesta, que nos disgusta, cual es la piedra en el zapato que nos detiene, que nos impide avanzar.
Ha veces no estamos aburridos, pero sin darnos cuenta somos fuente de aburrimiento para otros. Quizás en nuestro deseo de dar a otros lo que entendemos necesitan, quizás porque trasladamos la fuente del amor y queremos dar a otros el amor que debe iniciar con nosotros mismos. En fin hay tantas razones por las cuales podemos aburrirnos y conjugar el verbo aburrir en todos los tiempos, que tratar de enumerarlas implicaría que realizáramos toda una encuesta.
La invitación es a ir mas allá de ese sentimiento que se manifiesta cuando nos sentimos aburridos, es aceptar el reto y ver con otros ojos la realidad que nos rodea y sabernos capaces de crear y transformar nuestro entorno.
Que nuestros dais de aburrimiento se disminuyan, yo cada vez menos escucho esta frase en mis lindos sobrinos y se que nos quedan muchos caminos llenos de aventura y diversión por recorrer.
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