Vivimos en una época de grandes distracciones, vivir a plenitud pareciera que necesitan tantos recursos, que muchas veces abandonamos en el intento.
Vivir a plenitud es realmente simple, si quitamos los adornos, los accesorios y las distracciones entonces podremos conectarnos con la esencia de todas las cosas, de nosotros mismos.
La esencia de la vida es simple, los sentimientos profundos que nos llevan a la plenitud, no requieren grandes inversiones.
Para disfrutar de un abrazo de corazón a corazón, solo necesitamos otro corazón dispuesto, para reír solo necesitamos la disposición y algún suceso chistoso, para disfrutar de una comida deliciosa, solo necesitamos un paladar dispuesto a degustar, para disfrutar del paisaje solo necesitamos unos ojos que miran con deleite.
La esencia no esta en la fiesta, esta en las ganas de celebrar, de compartir, de disfrutar.
La esencia no esta en la comida, esta en el hambre, en la unidad, en el compartir.
La esencia no esta en la ceremonia, esta en la intención, en el deseo, en el amor, en el dolor.
La esencia no son las cosas, son las experiencias que nos permitimos vivir, sentir y hacer por medio de ellas y con ellas.
Lo esencial siempre esta ahí, si quitamos los condicionamientos y tenemos el valor de conectarnos con la esencia la vida se vuelve simple, somos capaces de reír, llorar, bailar, caminar, conversar, abrazar, besar con el alma. No hace falta nada, cuando las distracciones o los adornos te impida ver el alma de las cosas, llénate de valor y enfoca la mirada pase lo que pase la esencia permanece.
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