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sábado, 16 de octubre de 2010

Se equivoco de carga.


Había una vez un niño y una niña que jugaba a pretender ser grandes. Ellos pasaban largas horas jugando y recreando con sus voces, actitudes e imaginación todo lo que creían haría mas real su juego.
Cada vez que jugaban este juego tiraban una moneda al aire y el ganador era el primero en empezar a pretender. La primera vez que el niño pudo ser el primero en pretender decidió empezar de inmediato con el juego y ser el ganador.
Ese niño juguetón, lleno de inocencia y picardía, empezó su juego diciendo: Yo soy un hombre grande y fuerte, que carga con todo lo que mi mamá no pueda cargar, yo la cuidare en todos los momentos, junto a mi nunca mas llorara, ni sufriera. Yo soy un hombre grande y bueno, que la hace feliz todos  los días de su vida.
Como soy un hombre grande y fuerte, trabajo sin descansar, lucho para que todos estén bien y satisfechos. Yo cargo todo lo que sea necesario, mis hombros son grandes y fuertes.
La niña quedo encantada con el pretender de su amigo, se sintió tan abrumada y emocionada que no sabia por donde empezar.
Ella siempre que jugaban pretendia ser una hermosa mujer, sencilla y feliz, que amaba a los demás y respetaba sus decisiones. En su pretender era amable, dulce, respetuosa y solidaria, pero nunca incluía actos de heroísmos. Pero ese día al darse cuenta de todo lo que pretendía su amiguito, decidió hacer algunos cambios en su pretende.
Con sus ojos bien abiertos y buscando superar por mucho el pretende de su amiguito, empezó diciendo. Yo soy una hermosa mujer, tengo una hermosa espalda y hombros los cuales cuido con olorosas cremas y aceites cada día, por esta razón no les ofrezco llevar sus cargas. Pueden contar conmigo siempre que me sea posible yo estaré disponible.
Le ofrezco mis oídos para escucharlos con atención, un abrazo cuando necesiten fuerzas para continuar o cuando estén felices por sus logros. Mis manos son un instrumento para el amor y mi corazón siempre estará sano y fuerte para ayudarlos cuando decidan dejar en el camino algunas de las cargas que no le corresponden.
Los dos amiguitos que solo jugaban a pretender, descubrieron muy temprano como funciona la vida, hay personas que creen que su valor reside en cargar por encima de su capacidad para así hacer felices a otros. Hay personas que saben que solo se tienen así mismos para cargar lo que le corresponde y que solo pueden estar ahí para cuando otros necesiten su ayuda.
Hoy es un día diferente, juega a pretender por unos minutos y descubre cual es tu idea de ser grande, de ser hermosa, de ser valorado, valorada.  Colorín, colorado ese cuento se ha acabado.

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