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miércoles, 30 de junio de 2010

La Niña Impaciente..


Había una vez una niña de unos tres años, tenia el pelo negro y largo, los ojos grandes y movía su cuerpo con gracia y rapidez. Esta niña viva en su palacio encantado, lleno de amigos imaginarios, ella por supuesto era la princesa, o mejor aun la reina de su palacio.

Su palacio era del tamaño de una habitación, pero ella lo veía como una gran mansión, conforme avanzaban los días nuestra pequeña reina paso de la maravilla a la desaparición, mientras sentía que era el centro de atención, todo marchaba de maravilla en su reino encantado. Pero cuando se desviaba la atención y sus deseos no eran realizados la reina, princesa se convertía en una niña impaciente.

Quiero todo ahora, en este instante, exigía, lloraba y se molestaba una y otra vez. Con esa nuevas experiencias aprendió a fortalecer el arte de la manipulación, llorando desconsolada por los rincones de su palacio, otros veces gritaba a todo pulmón para que la escuchen, para que la vean. La pequeña y hermosa princesa fue perdiendo así su belleza, las lágrimas de impaciencia y frustracion fueron derribando las paredes de su palacio encantados, su corona de cristal se rompió en mil pedazos un día que grito tan fuerte que sus pulmones estuvieron a punto de renunciar.

Los magos del palacio estaban desconcertados la hermosa princesa había perdido su encanto, dejo se soñar para empezar a gritar, dejo de reír para empezar a llorar, dejo de vivir y se empezó a quejar. Un día los magos descubrieron la razón de tantos sufrimientos, la pequeña princesita había sido contagiada por el virus de la impaciencia, su caso era de los mas delicados que les habia tocada tratar. Temían que el remedio fuera peor que la enfermedad.

Los magos decidieron explicarle a la pequeña princesa la razón de su infelicidad. Ella no entendía como se podría curar, todo el mundo en su palacio corría sin parar, nadie mira, nadie escucha, nadie quiere jugar, solo un grito los detiene, solo el llanto los hace parar.

Finalmente los magos entendieron que solo el tiempo la podría curar, el va y ven de la vida la tendría que enseñar, no hay antídoto, ni recetas mágicas que la puedan curar, la paciencia se cultiva con el tiempo, y con la calma, no se puede recetar.

La pequeña niña impaciente abandono algunos de sus sueños porque no los veía llegar, dejo cosas importantes en el camino porque parecía que no llegarían. recorrió largas distancias, se empeño en adelantar los tiempos, en acortar las horas, Un día cuando ya sus años no eran tres y su cansancio mucho, entendió por primera vez que la Impaciencia era la otra cara de la verdad, entonces se convirtió nuevamente en aprendiz, empezó minuto a minuto a cultivar la paciencia sabiendo que un día la vería florecer para si.

Ya no hay prisas, ya no hay gritos, ya no hay llantos la pequeña niña impaciente, ahora es sabia y paciente. Atrás se quedaron los días en que necesitaba la aprobación de los demás y aunque todos los días le cueste unos minutos de silencio, ella sabe que siempre podrá volver a empezar. Y colorín colorado este cuento se ha terminado.

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