Páginas

sábado, 12 de noviembre de 2011

Un grupo de Niñas que creia en el amor.

Había una vez un grupo de niñas que les encantaba hablar de la vida y el amor. Sentadas alrededor de la mesa eran capaces de volar con su imaginación a los lugares más lejanos donde una vez fueron princesas, reinas, plebeyas, esclavas, sanadoras, magas o quizás la malvada bruja. 

En sus viajes al pasado y al futuro cada vez descubrían más cosas que tenían que ver con su presente, entonces llegaron a pensar que el tiempo tal como lo conocemos no es real, que el espacio tal como lo hemos aprendido tienen mucho más que todo y mucho menos que el vacío. 

Las niñas no querían crecer porque pensaban que si dejaban de ser niñas nunca más podrían jugar sin tiempo, reír o llorar sin motivo y viajar sin permisos o pasajes. Perder los privilegios de ser niñas se volvió aterrador y pasaron mucho tiempo negándose a crecer. 

Un buen día en la mesa de los sueños alguien coloco un tope de cristal que reflejaba la imagen y fue ese día cuando la niñas se dieron cuenta que podían continuar creciendo, que nada en el mundo las podría separar de la niña que se sienta a la mesa y se conecta con la magia del mundo y del universo. 

Este descubrimiento fue llegando a las mentes y los corazones de cada una de las niñas y poco a poco toda la energía que había invertido en detener el crecimiento, se volvió disponible para que pudieran expandirse y florecer. Hoy alrededor de la mesa de las niñas un hermoso jardín ha florecido, las flores del perdón, las ramas de la libertad, los árboles de la confianza, ramilletes de esperanza y una increíble aroma a fe y alegría se ha instalado por siempre ahí. 

Hoy las niñas crecieron, se expandieron y dieron frutos. Desde ese momento todas las niñas del universo saben que son eternas y que sin importar lo que ocurra ellas siempre tendrán un espacio para reír o llorar sin motivos, viajar por el tiempo y espacio y ser espíritus libres rodeadas y envueltas en la magia del amor.

No hay comentarios.: