Todos los días de diferentes maneras las personas que te rodean te dicen aquello que necesitas escuchar en ese preciso momento para continuar avanzando en todos los ámbitos de tu vida.
Es como si estuvieras jugando y cada persona que se acerca esta ahí para entregarte una pista. Lo más interesante es que aunque en algunas ocasiones nos percatamos y recibimos la pista es más frecuente que se nos pasen los días sin darnos cuenta de lo que nos dicen.
Abrirnos a escuchar la vida y recibir los mensajes que necesitamos en cada momento produce una sensación de bienestar y libertad. Sin embargo cuando estos estresados, preocupados o decididos a controlarlo todo es muy difícil abrirnos a vivir esa experiencia.
Escuchar requiere no solo la disposición de la mente también necesita un corazón dispuesto y disponible. Cuando esto ocurre cada palabra o gesto que nos corresponde es recibido en perfecta armonía y sin importar lo fuerte que puedan ser las palabras sabemos que son las necesarias.
Cuando no existe esa disposición de nuestra parte, cada palabra que no se corresponde con lo que deseamos y esperamos escuchar puede ser percibida como una herida, una ofensa e incluso como una traición.
En estos tiempos en los que la tecnología nos permite tener acceso a múltiples fuentes de información el reto de escuchar es mayor. Sin embargo, si nuestra mente y nuestro corazón están conectados, dispuestos y disponibles con mucha facilidad podremos encontrar lo que necesitamos escuchar y recibir el mensaje que nos toca.
Podemos pasar de dejar de “controlar” o que nos “controlen” los mensajes y pasar a sentir cual es el verdadero mensaje que tiene cada persona o situación de nuestro día a día.
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