Creer que tenemos la última palabra es olvidar que solo somos un canal.
Cada ser humano es un canal que puede estar al servicio de la luz o de la sombra. Sin importar cual sea el caso, nunca olvidemos que somos solo un canal.
Es una responsabilidad de cada uno de nosotros discernir todo lo que llega a nosotros, en la medida que estemos centrados podremos ver la luz o la sombra en todo lo que recibimos de los demás.
Nuestro libre albedrío es la mayor muestra del respeto y amor de Dios hacia nosotros. Y esta es una referencia fundamental para comprender que si Dios me da la libertad de elegir es porque confía mi, soy un ser de luz, confiable y capaz de siempre elegir lo mejor.
Somos solo un canal y mientras más claros estemos, mayor será nuestro aporte. Si estamos relajados, desapegados podremos fluir en armonía y ser un canal con mayor disposición para la luz. Si en cambio estamos llenos de temor, angustia, rabia, tristeza o ansiedad se incrementan las posibilidades de que seamos un canal al servicio de la sombra.
Es fundamental centrarnos y relajarnos antes de entregar una palabra, un consejo o simplemente escuchar a otros. Cuidemos de nosotros para ser cada vez más canales de luz. De igual manera es importante abrirnos a recibir con un corazón y una mente despejada y relajada, solo así podremos discernir y tomar de cada palabra, acción o sentimiento su verdadera esencia.
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