A veces un "no" es la mejor bendición que puedes recibir. Algunas personas siempre tienen el "no" delante y esto los lleva al extremo de la contradicción y la negatividad. Otras personas nunca dicen "no" y se vuelve permisivos y hasta resentidos, porque dijeron si cuando querían decir "no".
Desde muy pequeña aprendí que mi respuesta favorita era el "si" cuando por alguna razón me decían que "no" me molestaba. Cuando esto ocurría mi Papá me decía una frase que para mi era peor aún: "Cuando digo que "no" es como cuando digo que "si" y me reiteraba el "no". Esto me hacia molestar más aún porque esa frase era el conjuro de un "no" definitivo, sin espacio a negociación.
Con el paso del tiempo agradecí alguno de los "no" de mis padres, hoy me doy cuenta que era justo lo que necesitaba. También descubrí que muchos de esos "no" se volvieron si de manera espontánea. No fue necesario luchar, convencer, manipular o influir cuando el tiempo de "si" llega su aparición es definitiva y rotunda.
Son muchos los "si" auténticos los que he recibido en mi vida, agradezco cada uno de ellos y todas las bendiciones que recibí y que pude dar. Reconozco también los "Si" que era "no" hoy veo como contribuí, manipule, asumo mi responsabilidad y pido disculpas por no respetar la libertad de decisión de otras personas. Hoy comprendo y agradezco los "no" que he recibido a lo largo de mi vida, cada uno ellos es la manifestación del libre albedrío de cada ser humano, agradezco los aprendizajes que recibí cada vez que "no" fue la respuesta.
Comprender el balance entre el "si" y el "no" es como fluir con la corriente de un río caudaloso o jugar con las olas cuando la marea va subiendo. Mientras menos te resistes mas disfrutas, mientras menos te resistes más fluido es todo.
Hoy brindo plena de gratitud por los miles de "si" y los miles de "No" que recibí en mi vida, con reverencia, compasión y bondad los acepto y me digo "si" a mi misma, a quién soy aquí y ahora.
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