Movernos con mayor rapidez parece la mejor forma para mantenernos vigentes y exitosos en este mundo. Detenernos por unos instantes y ser capaz de ver más allá de lo aparente podría ser más satisfactorio y sano, aun corriendo en riesgo de parecer menos exitosos.
De repente se trata más de mostrar a otros que de realmente hacer aquello que nos corresponde y que queremos hacer.
Pareciera que todas nos convertimos en jurados o jueces y en lugar de apoyarnos entre nosotros, nos criticamos y juzgamos.
Como la tecnología y la ciencia nos brindan tantas alternativas estamos perdiendo de vista, que la perfección que creemos conocer es tan solo una ilusión.
Cada uno de nosotros es perfecto a su manera, o más bien cada uno de nosotros es como es, sin necesidad de aspirar a una perfección definida externamente.
Mientras más me parezco al modelo de perfección menos feliz estoy, es menor mi bienestar y mi alegría por vivir, entonces me olvido de todo eso por unos instantes y retomo la vida enfocada en hacer con mis imperfecciones la mejor historia que puedo vivir.
Me dedico esta día y todos los que me quedan por vivir. Vivo cada instante con alegría, gratitud y reverencia y le dejo tus sus recetas de perfección a quién las necesite. Hoy me declaro imperfectamente feliz.
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