Páginas

sábado, 4 de junio de 2011

La Vida una Transición...


Desde le momento de nuestro nacimiento hasta el momento de nuestro muerte estamos en medio de una gran transición que tiene fecha de inicio y fecha de termino desconocida. Dentro de esa gran transición que es la vida misma, pasamos por muchas otras transiciones que nos van proporcionando los aprendizajes que necesitamos en este camino.
Tomar conciencia de que estamos en medio de un proceso de transición muchas veces nos proporciona tranquilidad y otros veces nos genera ansiedad. Esa sensación de estar en terreno desconocido es para muchos un incentivo para seguir avanzado y para otros un obstáculo que los paraliza.
Los retos de la etapa de transición son diferentes para cada uno de nosotros, reconocerlos, aceptarlos y superarlos es parte del salto que recitamos dar para continuar al siguiente paso.
Dejar atrás todas las creencias que nos llevaron a esa lugar y abrirnos a formularnos nuevas creencias y entender que traerán un nuevo sentir.
La imagen que llega a mi mente es la de un puente, cada transición de la vida es como cruzar un puente que nos lleva al otro lado, muchas veces el puente es muy fuerte y seguro y muchos de los que te acompañaron hasta ese punto del camino también se animan a cruzar contigo, algunos se devuelven a mitad del camino, otros llegan hasta el otro lado y continúan acompañándote, otros al llegar al otro lado se dirigen hacia otros puentes.
Muchas veces el puente que te corresponde cruzar es menos fuerte, o más bien esta completamente inestable, se tambalea y solo puede cruzar una persona a la vez, estos puentes son más retadores y solitarios. Muchas veces algunas personas que te acompañaron hasta ese punto deciden no continuar, otros te acompañan al inicio, pero luego deciden devolverse porque el camino en verdad no le gusto.
Ningún puente es mejor que otro, simplemente son diferentes, algunos son propicios para ir en gratas compañías, otros son más solitarios. Si decides avanzar cruzaras todo tipo de puentes, cada uno trae nuevos aprendizajes, cada uno es diferente, cada uno te hará crecer de una manera distinta.
Cuando miramos hacia atrás y vemos los puentes que hemos cruzado entendemos mejor nuestra vida en este momento, entendemos a las personas que no nos acompañaron y somos capaces de respetar, honrar su decisión, es sano que nosotros hagamos lo mismos cuando entendamos que ese no es el puente que nos corresponde cruzar.
Muchas veces cuando llegamos al otro lado tenemos la grata sorpresa de encontrar muchas personas que llegaron por otras vías, otras veces encontramos nuevas personas que nos enriquecen con sus recorridos.
Cruzar nuestros puentes en libertad y permitir que quienes nos rodean hagan lo mismo, facilita nuestras transiciones, permitiendo que la paz, tranquilidad y enfoque que necesitamos este disponible para nosotros.
No siempre los puentes fuertes nos llevan a los mejores lugares, no siempre los puentes difíciles de transitar son realmente tan difíciles…

No hay comentarios.: