Cuando nuestros ojos no alcanza
a distinguir el horizonte nuestra mirada se expande y sabemos que más allá de
nuestra capacidad de ver con los ojos, experimentamos una mirada más profunda,
la mirada de nuestra alma.
Viviendo desde los propios
prejuicios y criticas muchas veces perdemos la gracia de ver el tesoro
escondido en cada ser humano. La mirada limitada que solo es capaz de valorar
lo que ve en apariencias excluye la verdad, la gracia y la magia de cada ser
que existe.
Muy en el fondo de cada prejuicio
excluyente, de cada critica que descalifica a otros, se esconde el dolor de la
propia exclusión experimentada, la insatisfacción con quienes somos o quizás la
tristeza porque no hemos logrado otra alternativa para ser admirados.
Una mirada más amplia nos puede
devolver la gracia de ver, la libertad y la magia de ver más allá de lo
aparente y darnos cuenta que para ser más valiosos, no es preciso descalificar
a otros. Ser quienes somos es suficiente, esto aplica para nosotros mismos y
para los demás.
Cuando la bondad, esperanza,
paz, alegría, libertad, belleza no estén a la vista, es tiempo de una mira más
amplia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario