En
esta temporada muchos niños en edad escolar, se gradúan de "Ya se
leer" un logro maravilloso que abre la puerta a muchos otros. Todavía
recuerdo cuando uno de mis sobrinos vivió esa experiencia. Días después de su
graduación estábamos paseando, íbamos en el vehiculo y el me decía "tía pídeme
que lea lo que tu quieras y yo lo leo, yo le decía que leyera los letreros que encontrábamos
en la calle y para bromear yo le decía que decía otra cosa. Entonces el muy
determinado me dijo: Tía ya yo sé leer nadie me puede engañar"
Si
todos los aprendizajes de la vida fueran tan certeros nuestra genialidad se podría
manifestar con mayor frecuencia. El punto que observo es el siguiente: a medida
que avanzamos en la vida el aprendizaje se hace más intenso. En un inicio te
ocupas de aprender a leer para tener acceso al conocimiento, los retos mayores
te esperan cuando es preciso llevar esos conocimientos a la práctica.
A
medida que somos más adultos, podríamos decir que hemos acumulado más
conocimientos y experiencias, más no siempre podríamos decir que hemos
cultivado sabiduría. La vida tiene la maravillosa particularidad de que cada vez
que nos emocionamos pensando que "Ya si sabemos vivir" nos aparecen
nuevas lecciones.
A
final de cuentas cual es la prisa de graduarnos de "Ya se vivir" por
mi parte yo prefiero reconocerme como aprendiz y liberarme de las presiones de
los graduados. Así que todos los días me levantaré con entusiasmo porque tengo
algo nuevo por aprender y al final del día con la satisfacción de los retos
superados, descansaré tranquila.
Qué
otros lleven el promedio... yo me dedicare a simplemente vivir. A mi ya
nadie me puede engañar a vivir solo se aprende viviendo. Mis
felicitaciones a los graduados... yo me declare aprendiz.
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