Empezar un nuevo año con los pies sobre la tierra que nos sostiene, el corazón en paz, la mente con pensamientos positivos y fluidos y el cuerpo dispuesto para avanzar por camino que vamos construyendo, descubriendo y experimentando a cada paso.
Que cada paso nos lleve al lugar que nos corresponde, que nuestros ojos puedan percibir la luz en todas las experiencias que viviremos, que nuestros oídos estén abiertos y alertas para escuchar a quienes nos necesiten y muy especialmente para escuchar la sabiduría de nuestro corazón, la voz que Dios que se manifiesta en cada palabra o pensamiento positivo.
Que nuestras palabras sean impecables, para que con ellas podamos contribuir a hacer mejor nuestros días y los de todos los que compartan con nosotros. Que nuestros toques salgan del corazón, que cada apretón de mano, cada abrazo o simplemente un roce sirva para entregar calidez, luz y sanación.
Mantenernos centrados actuando desde nuestro corazón, en comunión con la divinidad y comprometidos con nuestra misión.
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