La Distancia más larga...

La distancia más larga que recorre un ser humano a lo largo de su vida es justamente la que se encuentra entre su mente y su corazón. 

Hacer el recorrido y crear el puente que facilita la comunicación nos permite vivir en la plenitud, la claridad y la consciencia. 

El reto se hace más interesante porque los materiales que podemos utilizar en el puente se daña muy fácilmente, no tenemos garantías de que siempre permanezcan. Necesitamos revisar cada día las condiciones del puente, hacer mantenimiento preventivo, limpiar las vías de acceso y estar alerta para que no se hagan grietas. 

Construir el puente que conecta estos dos pilares de nuestra vida, puede tomarnos mucho tiempo, lograr que se destruya es tan simple y fácil, que muchas veces nos damos cuenta del daño cuando nos quedamos en medio del camino y no es posible cruzar. 

Esta vía se fortaleza en la medida que nos relajamos, que nos abrimos, que confiamos, que tenemos una disposición genuina para permitir que los pensamientos y los sentimientos se mezclen, se organicen y nos muestren un camino nuevo que combina lo mejor de ambos mundos. 

Cuando nos quedamos de un lado del puente, porque nos parece que será más fácil decidir y vivir, aumentamos las grietas y la calidad de nuestras decisiones van dejando un malestar que no entendemos.

Asumir la vida con un pensamiento y un sentimiento en comunicación incrementa nuestra confianza y nuestro bienestar, probablemente aparecerán las dudas, los errores, las incertidumbres propias del aprendiz, pero solo con la práctica llega la maestría. 

No importa cuantos millas seamos capaces de recorrer externamente o que tan resistentes estemos a movernos de un mismo lugar, en cualquiera de los casos, el viaje interior para construir el puente que comunica nuestra mente y corazón es un privilegio al que todos tenemos acceso y derecho.