Las deliciosas distracciones que nos envuelven, hasta dejarnos completamente fuera de nuestro centro, utilizan tantos disfraces que muchas veces es practicamente imposible identificarlas y por ende evadirlas.
Mantener centrada la atención y la intención es mucho más que un esfuerzo, requiere arte y maestría. De repente bien podría ser el primer enunciado de la lista de actividades y acciones a relizar cada día.
Predecir cuantas veces nos desviaremos del camino, antes de llegar al próximo destino, es otra distracción en la que invertimos tanto tiempo y energía que se nos olvida por donde vamos y sobre todo hacia donde.
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