Las experiencias muchas veces parecen repetirse en nuestra vida, pareciera que siempre nos ocurre lo mismo. Todos nuestros días están llenos de más de lo mismos y siempre estamos esperando algún hecho nuevo que nos brinde la novedad que sentimos perdida en medio de la rutina.
Para quién mantiene la misma programación, las experiencias siempre serás las mismas. No importa lo que ocurra fuera si siempre pasará por los mismos filtros, las mismas valoraciones, los mismos condicionamientos, todo siempre será igual.
Detenernos y revisar si es tiempo de actualizar nuestra programación podría llevarnos a descubrir nuevas formas de interactuar con los demás, nuevas formas de valorar los sucesos, nuevas formas de afrontar las situaciones que vivimos como problemas.
La programación conocida puede ser cómoda, puede ser que nos sintamos expertos manejándola no porque seamos efectivos, sino porque conocemos muchos de sus defectos y ya estamos acostumbrados a vivir con ellos.
Explorar la posibilidad de actualizar nuestra programación, nos reta a recorrer caminos desconocidos, nos invita a una aventura, donde la forma en que hemos vivido y estructurado la vida puede ser diferente y puede ser funcional y productiva.
Invertimos mucha energía en tratar de mantener la programación como esta. Es más grande el miedo a cambiar, que la esperanza de una mayor satisfacción y bienestar. Preferimos seguir repitiendo las frases que nos consuela y llenan de impotencia, a tomar el riesgo de actualizar nuestra programación mental y empezar a actuar de manera diferente.
Si dentro de ti todo sigue igual, si dentro de ti no hay cambios, es muy poco probable que puedas aprovechar el movimiento externo, los cambios, el fluir de la vida en todas sus direcciones. Actualízate y deja que esa nueva versión de ti empiece a funcionar, al principio encontraras muchos errores pero en muy poco tiempo empezaras a identificar virtudes y nuevas funcionalidades.
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