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martes, 9 de agosto de 2011

Rompe la cadena...

Es muy frecuente que sigas la cadena de las cosas que llegan a ti por la vía familiar o por los amigos más cercanos. El deseo de complacerlos y de pertenecer nos ciega ante las verdades que se muestran ante nuestros ojos.

Entonces preferimos negar para seguir siendo parte, preferimos ocultar nuestros más profundos anhelos, penas, temores o sueños. Nos han invitado a seguir la cadena, nos han educado y programado para hacerlo. No es por casualidad que las historias de dolor y sufrimiento se repiten una y otra vez en nuestras familias. El circulo de violencia, dolor, desesperanza y fracaso no se rompe y todos hacemos nuestra contribución para mantener intacta la cadena que nos ata, que nos une.

Muy de vez en cuando, nos damos cuenta que esta situación necesita detenerse, que podemos romper la cadena y detener la ceguera, a negación y muchos otros comportamientos que nos lastiman en el hoy, que lastimaron a nuestros ancentros y que por falta de valentia y conciencia pasarán a molestar a nuetros descendientes.

Esos días en los cuales la luz sale para nosotros, nos dan la fuerza para romper las cadenas y empezar a ver otras alternativas, a desarrollar nuevos recursos, a cambiar los patrones, los hábitos que nos mantienen estancados. Muchas veces nos decidimos y logramos romper la cadena y liberarnos. Al principio parecemos el ser extraño de la manada, pero conforme pasa el tiempo todos los que antes se mantenian en negación, ciegos, sordos y mudos empiezan a recuperar sus facultades.

Romper nuestras propias cadenas es un reto que esta incluido en la misión de cada uno de nosotros, con mucha frecuencia decidimos el camino más fácil, dejamos pasar el tiempo porque pensamos que la cadena se rompera con el paso del tiempo. La realidad es que nada de lo que nos corresponde hacer a cada uno de nosotros se hará sin nuestro involucramiento, sin nuestro consentimiento.

El deseo de libertad que nace en el corazón de cada ser humano, vale la pena ser cultivado, hoy en día parecemos más libres, sin embargo, somos más esclavos. Hoy es uno de esos días en que la luz nos ilumine identifiquemos al menos la más pequeña de nuestras cadenas y con la mejor de las intenciones liberemos nuestra voluntad de vivir, te sorprenderás de todo lo que puedes sentir, ver y oir con tan solo animarte a dar un primer paso.

1 comentario:

Unknown dijo...

Isabel Maria querida, wao! que decir ante esta evidente verdad? Solamente me sale; GRACIAS! te bendigo y honro tu Sabiduria.