A medida que pasa el tiempo muchas personas entienden que deben empezar a pasar ciertas cosas con su cuerpo. Todos los días escucho a alguien decirme algo referente a como su vida se va cambiando porque ya tiene los “ta”
Definitivamente que a medida que pasan los años tenemos más experiencias y dependiendo como hemos tratado a nuestro cuerpo y mente estaremos en condiciones diferentes, con más o menos bienestar.
No me opongo “al paso del tiempo” me parece genial que pasen los años y podamos seguir aprendiendo, disfrutando, mejorando y especialmente creciendo en sabiduría. El punto sobre el cual me gustaría que prestemos atención es sobre la programación de envejecimiento que tenemos instalada en nuestra mente y que nos establece unas metas que muchas veces seguimos ciegamente.
Muchas personas desde que cumple cierta edad ya sabes los medicamentos que deberán tomar para las posibles dolencias “propias de esa edad” otras ya saben como deberán limitarse en su capacidad de soñar, emprender o simplemente reír y celebrar.
Querer parecer siempre la misma persona que fuimos a una determinada edad es pretender detener el tiempo. Disfrutar y aceptar nuestra apariencia a medida que nos vamos transformando con el paso de los años es parte de la formula de la juventud.
En lugar de seguir ciegamente el destino que nos quiere imponer la sociedad, la publicidad y los múltiples medios de programación a los que somos sometidos, es preciso que tomemos conciencia de quienes somos y de quienes queremos ser. Si nos responsabilizamos por lo que necesitamos mejorar en nuestro cuerpo y nuestra mente, nuestro espíritu mantendré la frescura.
Espero que al pasar el tiempo disfrutemos más de quienes somos, ocupándonos de todo lo que podemos hacer para envejecer con dignidad, alegría y belleza. Mostrando respeto por el paso del tiempo y aprendiendo de cada experiencia . Cada día es una oportunidad para ser más sabios.
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