Decidir
aquello que deseamos en nuestras vidas es una decisión que diariamente tenemos
la oportunidad de tomar. A veces nos quedamos atrapados en algunas decisiones
pensando que ya no existen otras posibilidades para nosotros, esta situación
nos deja sin energía, sin esperanza y sin fuerzas para continuar
avanzando.
Es
claro que cada decisión que tomamos desencadena una serie de acontecimientos y
que estos nos llevaran a experimentar situaciones que muchas veces nos resultan
satisfactorias y otras veces no. Muchas veces sabiendo que es necesario
realizar ajustes o simplemente cambiar de decisión nos quedamos aferrados a la
decisión anterior y este nos lleva a pensar que no somos capaces de tomar decisiones.
La
realidad es que muchas veces conservamos en nuestras vidas decisiones que no
nos resultan satisfactorias, más enfocados en las necesidades o expectativas de
otros que en nuestros verdaderos sentimientos. Estos comportamientos nos llevan
con mucha frecuencia a una de las fabricas más productivas y toxicas. La
fabrica de los resentimientos.
Luego
solo se escucha el lamento...Yo que... Si yo... Si ellos, etc... las decisiones
que no tomamos en un momento, se quedan pendientes y olvidadas en algún rincón
de nuestra consciencia, es por eso que cuando intentamos tomarlas nos cuesta
encontrarlas y aplicarlas.
Todos
los días tenemos la oportunidad de tomar decisiones, de rectificar aquellas que
entendemos no corresponden a nuestra verdadera intención. Humildemente
reconocer que existe otra alternativa que no había visto o entendido y que
ahora esta disponible para mi. Cuando de decisiones se trata la humildad y en
enfoque nos brindan más beneficios que el orgullo y la autoimportancia.
Mientras
más ejercitamos nuestra capacidad de tomar decisiones, mayor claridad y fluidez
toma nuestra vida. Vamos más ligeros por el camino de la vida.
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