Muchas
veces nos sentamos a quejarnos o lamentarnos por las cosas que no logramos. Por
las alegrías que no llegan, por las penas que no se van. Por los resultados que
no se materializan. Es probable que si continuamos sentados estos momentos se
repiten en nuestra vida.
Si mantenemos
una postura pasiva y de lamentación es probable que no pase nada. Es preciso
actuar según nos corresponda y confiar en que aquello que se escapa de nuestra
capacidad de acción, será movilizado por la energía positiva y la ayuda
divina.
Somos
libres para elegir aquello que queremos en nuestras vidas, nada ocurrirá si nosotros
mismos no tomamos una decisión. Una vez decidimos el camino que queremos
seguir, nos resta continuar haciendo aquello que nos corresponde y
confiar.
Mientras
estas lamentándote, se pasa el tiempo para actuar. Mientras te quejas diluyes
las soluciones que estaban disponibles. Mientras te mantienes pasivo e
inconforme va desapareciendo la ayuda y las bendiciones que estaban disponibles
para ti.
Muchas
veces es preciso continuar, cuando lo haces poco a poco el malestar se va
transformando en bienestar.
Empezar
a reír cuando aún estas tristes.
Empezar
a caminar cuando aún te duelen los pies.
Empezar
a confiar cuando aún las dudas están a tu alrededor.
Todas
las bendiciones están disponibles para quienes actúan según les corresponden.
El orden divino te apoya en tus decisiones. Confía y actúa, poco a poco serás
testigo de increíbles transformaciones.
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