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lunes, 6 de febrero de 2012

La preocupación es un alerta para la acción...

Sentir preocupación por un tema o situación es algo común en la mayoría de las personas. Lo extraño es entender para qué esa preocupación llega a nosotros. 

Durante mucho tiempo me he sentido afligida cuando una preocupación llega a mi mente, la tendencia general que he experimentado y he podido observar en otras personas se mueve entre la ansiedad, angustia y evasión. Es como si con sentir la ansiedad, la angustia o cambiar el tema estuviéramos dando la bienvenida a la preocupación para que forme parte de nuestra vida y se convierte en el centro de atención. 

En los últimos tiempos he hecho las pases con muchas de mis preocupaciones, ahora cuando me visitan simplemente las escucho con receptividad y alerta. He descubierto que no llegaron a generar en mi angustia, ansiedad o evasión. Su propósito siempre que la preocupación me corresponda es un alerta para que me mueve a la acción. 

Cuando me muevo en la dirección que me corresponde y me ocupo de manera consciente la preocupación desaparece. La preocupación toma fuerza y se hace presente cuando me quedo paralizada, cuando me dejo atrapar por el miedo, cuando asumo ocupaciones que no me corresponden, cuando creo no tener las fuerzas o la capacidad para hacer frente a los retos que me toca superar. 

La preocupación no me persigue, yo la atraigo y le doy espacio en mi vida, cada vez que postergo, evito o me desentiendo de mi responsabilidad con mi vida. Una persona que va viviendo día a día y fluyendo con el orden divino, sabe que siempre sabrá cual es su "ocupación" en este momento.

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