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domingo, 18 de marzo de 2012

Me perdi...


Hace unos días tenia un compromiso en una zona que no visito con mucha frecuencia. El día anterior confirme la ubicación y a pesar que no quede muy clara en la ruta decidí emprender el camino. Muy temprano emprendí el viaje, al principio me parecía que había seguido las instrucciones y que llegaría sin mayores dificultades, media hora después no aparecían ninguna de las señales que se supone vería a esa altura. En ese momento tome la decisión de pedir ayuda y llame a un amigo que conoce perfectamente la zona y el camino. 

El me dio algunas orientaciones vía telefónica y me dijo que me esperaría en un tramo del camino para acompañarme. El primer reto era encontrarlo, estaba tan perdida que no lograba ubicar las referencias que el me indicaba. 

Fue necesario detenerme por un rato, respirar profundo y retomar el camino. Unos minutos después encontré a mi amigo, me acompaño hasta un punto donde podía continuar sola y afortunadamente llegue a mi destino. 

Cualquier parecido con alguna situación que estemos viviendo en otros ámbitos es pura casualidad. Yo solo se que me puedo perder en cualquier momento, que incluso puedo estar en la ruta equivocada sin darme cuenta, que me puede tomar un tiempo darme cuenta, que es bueno saber que puedo pedir ayuda, que siempre hay alguien dispuesto a ayudartme para que encuentre el camino y que una vez me ubique puede continuar avanzando sola. 

A veces es bueno perderse para encontrar nuevas rutas, para descubrir nuevos caminos. A veces cuando te pierdes es que verdaderamente te encuentras contigo mismo, con el camino que te corresponde en ese momento de tu vida. 

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