Al despertar mis ojos se encuentran de frente ante un nuevo día, una nueva posibilidad. En un solo día puedo despertar varias veces, de maneras diferentes.
Puedo despertar y empezar a ver aquello que no era percibía, puedo empezar a sentir aquello que no sentía o simplemente puedo empezar a ser quien realmente soy.
Cada despertar me acerca un poco más a mi misma. Es volver a mi esencia y comprender que todo cuanto ocurre es una manifestación de la vida en la que yo elegí participar.
Cuando estoy despierta y dispuesta pocas cosas me molestan, desenfocan o preocupan. Todo cuanto ocurre es visto por mi en su justa dimensión, mis sentimientos fluyen en la dirección que es preciso, todo mi ser esta presente y aquello que me corresponde vivir, lo vivo y punto.
Al despertar mi vida se vuelve más simple, yo me vuelvo más abierta y receptiva y todos los demás son parte de la historia en perfecta armonía.
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