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sábado, 29 de enero de 2011

Escrito cuatro...Un salto de fe

Cada mañana al despertar cuando saltamos de nuestra cama para empezar a vivir ese nuevo día que el orden divino nos regala, estamos dando un salto de fe.
Hacemos planes y hacemos todo lo posible por organizar todo lo que sucederá en nuestros días. Más allá de todo lo bueno que estos planes sean, la vida siempre se impone y poco a poco ese día recién estrenado siempre nos guarda en su transcurrir una que otra sorpresa.
Si nos ejercitamos en el arte de correr riesgos, ese salto de fe que damos cada día podría ser cada vez mas grande y llevarnos cada vez mas lejos. Esto no implica mas esfuerzo si el salta sale desde nuestro corazón y es realizado con la conciencia plena de quien se sabe parte de un todo mas grande que si mismo.
Cada pequeño paso que damos en la vida es un acto de fe, solo que muchas veces lo vivimos desde la rutina y el aburrimiento de quien cree que todo cuando ocurre siempre será así. Con el paso del tiempo vamos perdiendo la magia de sorprendernos ante los eventos simples de la vida.
Con mucha mas frecuencia de la que me gustaría se me olvida, que no todos los que desean algo en la vida, les resulta tan fácil lograrlo. No todos las personas que quieren caminar, caminan. No todas las personas que quieren ver, pueden deleitarse con el paisaje. No todas las personas que quieren soñar, sueñan. No todas las personas que quieren, ser felices lo son.
Lograr que todos esos deseos y sueños muchas veces depende en  alguna medida de la disposición de cada uno de nosotros. Lograrlos implica estar dispuestos a dar ese salto de fe hacia lo desconocido para conectarnos con la experiencia de traer a la realidad eso que durante un tiempo solo existe en nuestra mente y nuestro corazón.
En ese mismo orden de ideas, también es  importante considerar que muchas veces es preciso aprender a vivir sin ese logro, aprender a transformar el deseo, a migrar hacia otros sueños. Muchas veces la bendición que recibimos consiste en que no logremos en ese momento ese deseo que tanto queremos.
Asumir la vida desde una perspectiva mas sagrada y armoniosa implica empezar a ver mas la grandeza del orden divino y cada vez un poquito menos la ilusión de grandeza y poder que soy capaz de crear a mi alrededor. La verdadera grandeza radica en aquellos aspectos que muchas veces hemos visto como señales de debilidad en nuestra sociedad.
Tiene mayores posibilidades de superar muchas tormentas quien es flexible. Tiene mayor capacidad de liberarse y perdonar quien es humilde. Tiene mayores posibilidades de prosperar y fluir en el dar y recibir es generoso. Tiene mayores posibilidades de asentir ante los eventos inesperados de la vida quien es misericordioso. Tiene mayores posibilidades de ser amado y respetado quien es capaz de inclinar su rostro para honrar y agradecer a quienes le rodean.
Hoy es un día diferente, como todos los días al despertar haz dado un salto de fe, detente por unos minutos, y siente con todo tu ser las bendiciones que recibes cada día. Agradece el salto de esta día haciendo que cada instante cuente. Vivir es un acto de fe.

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