Hablar sobre los años y meses que han transcurrido para llegar ha este momento no tiene el menor sentido, es por eso que prefiero pisar firme y pensar en estos pasos en los que soy capaz de dar cada día.
Todo fin marca un inicio y siempre me llena de ilusión pensar que podré empezar nuevamente, por lo visto me gusta la adrenalina, sentir la emoción de lo nuevo, lo desconocido, fantasear sobre lo que podría ser o hacer siempre es una invitación tentadora. Sin embargo hoy tampoco quiero enforcarme en el futuro, hoy solo me concentro en este instante en el que estoy viviendo.
Con los pies colocados uno al lado de otro los contemplo, me admiro de su maestría de su habilidad y su capacidad para sostenerme, en ellos veo el reflejo de todos los que estuvieron antes que yo, cada dedo me conecta con lo que fueron mis ancestros, me conectan con lo que soy.
Con mis pies colocados uno junto a otro veo el reflejo de la belleza de mi alma y también mi lado oscuro, veo el sucio que recorro al caminar que siempre se entra entre los dedos, veo lo bello, veo lo feo y lo reconozco, lo acepto, lo honro y lo celebro.
Con mis pies firme sobre la tierra sostengo mi cuerpo, mi alma, con ellos recorro mi camino el que voy concibiendo a cada paso.
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