Cuando parece que todo va bien en la vida, es difícil distinguir el propósito del estándar. Llevando esta frase a palabras más sencillas, el propósito da sentido y alimenta el alma y el estándar cumple con lo establecido y alimenta el ego.
Al cumplir con el estándar es más fácil ganar fama y admiración de los demás, ya que pasas a formar parte del selecto grupo de las buenas hijas, esposa, profesional y cuanta bondades seas capaz de coleccionar como si fuera condecoraciones. Es más sencillo porque el parámetro de comparación se vuelve claro y podemos ver de manera "objetiva" que tan bueno o malo somos con respecto a un modelo preestablecido.
Cuando se elige el camino del propósito, muchas veces no tenemos un modelo tan claro, y los resultados muchas veces varían por una multiplicidad de razones que es difícil lograr objetividad para evaluar las bondades de esa persona.
Identificar cuando estamos en una u otra situación parecería sencillo, sin embargo, no lo es. A veces parece que estamos dando vueltas alrededor de un circulo que no se termina y aunque gritamos a los cuatro vientos que somos libres y hacemos las cosas a nuestra manera, más tarde nos damos cuenta que una vez más estamos respondiendo a un estándar.
¿Estoy realmente haciendo las cosas que me guían a mi propósito en esta vida, o simplemente estoy siguiendo los modelos establecidos? Esta pregunta no necesita respuesta, es simplemente una de esas inquietudes que uno lanza al viento y que se responde cada día.
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