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jueves, 1 de febrero de 2007

Cuatro rubias y una Morenita...



Miestras estudiabamos en la universidad, fueron muchos los domingos que nos reuniamos para estudiar. Uno de esos domingos, cuando hicimos una parada para desayunar, un niñito de la calle, nos vocifero desde la esquina "Mira que lindas cuatro rubias y una Morenita", desde ese día nos convertimos en las 4 rubias y una morenita.

Para nuestro grupo cualquier situación era un buen motivo para reirnos y disfrutar, por eso caundo llego el final de la universidad fue motivo de alegría y tristeza al mismo tiempo. y a pesar de que esta etapa de nuestra vida finalizo, el cariño, la solidaridad, la amistad que compartimos trascendio y perdura hasta el día de hoy.

Uno de los sucesos más triste de nuestra historia como el grupo de las rubias y la morenita fue la enfermedad y muerte de nuestra querida rubia. El día que la rubia Encargada de Relaciones Publicas de grupo, me llamó para darme la noticia del diagnostico me faltaron lágrimas para llorar, la sensación de dolor que me produjo la noticia marco mi forma de ver la vida.

A partir de este momento nuestro grupo, que con el paso del tiempo y las ocupaciones se había alegado, volvió a unirse. Nuevamente estábamos en contacto, pendiente de la rubia, enviándole energía positiva, orando por ella. La vida le dio la oportunidad de volver a sus seres queridos, de superar muchas batallas contra la adversidad.

Su ejemplo me ha servido de inspiración, su capacidad para aceptar y mantener su buen humor y su dignidad a pesar de las dificultades son un legado que nos regalo para toda la vida.

Una vez más es febrero y ya no tenemos a la rubia con nosotras, ya son varios febreros sin ella, sin embargo, su presencia perdura hasta el día de hoy.
No importa cuantos febreros más transcurran por la eternidad la imagen de cuatro rubias y una morenita será motivo de alegría y esperanza.

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