Las bendiciones se manifiestan innumerables veces en nuestras vidas, a veces su presencia es tan sutil que puede llegar a pasar desapercibida.
No importa que tan oscuro parezca el camino, siempre hay luz al final del túnel.
No importa que triste o dolorosa sea la situación si la vivimos con honestidad, aceptando y respetando nuestros sentimientos al final de camino traerá luz y alegría a nuestras vidas.
No importa que nos sentiamos feos o bellos, gordos o flacos, siempre hay en el mundo alguien que nos ama tal como somos.
No importa de que color sea nuestra piel, el color de nuestro pelo, a de nuestros ojos, el amor es de todos los colores y sabores siempre hay oportunidad para todos.
No importan nuestros defectos o nuestras virtudes, ambos son caras de una misma moneda.
Cuando estamos decididos a vivir y a recibir con alegría las bendiciones que llegan a nuestras vidas nos damos cuenta que muy pocas cosas realmente son valiosas y que al final del camino la importancia que le damos a las cosas es relativa.
Un minuto para contar nuestras bendiciones y agradecer por cada una de ellas un buen ejercicio para fortalecer nuestro espíritu y alegrar nuestro corazón.
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